Un año más.
Un año más se desvanece y con él lo hacen todos y cada uno de los recuerdos y momento vividos.
El ayer, hoy ya no es realidad, solo nos queda el presente. El futuro no existe, es mera imaginación y suposición.
Compartimos momentos con personas y al final esas personas se convierten en instantes, lugares, experiencias y recuerdos.
Personas que brillan con intensidad, otras con gran corazón, un amigo que te escucha, tu fiel compañero de cervezas y personas que forman parte de tu propio ser. Cada uno, está lleno de experiencias y personas que han aparecido a lo largo de su viaje. Por ello, siempre debemos dar una oportunidad para subirnos en un nuevo tren y no cerrar las puertas de nuestro mundo interior.
Ojalá fuésemos capaces de controlar el tiempo y comenzásemos a apreciar los buenos momentos. Ningún día es el mismo, no existen dos noches iguales, dos besos que se repitan o dos carcajadas parecidas.
Los minutos, los días, las horas, los aciertos, los fallos, lo nuevo y lo antiguo continúa acumulándose.
Llega un año nuevo y yo me siento indiferente, ni siquiera me he impuesto propósitos de fácil solución ante los problemas.
Poneos vuestras mejores galas y disfrutad del último momento del año ya que será único, irremplazable y por supuesto, irrepetible.
Ojalá el mundo fuese plano como lo era en el pasado para poder llegar hasta donde quisiera sin necesidad de mapas, sin distancias que nos pudiesen separar.
Por ello. es el momento de no rendirse, intentar de nuevo, no repetir errores y disfrutar de cada momento como si del último se tratase. Que no se interpongan sombras frente a las luces del comienzo de algo nuevo, un año que llega.
Existe fuego en la llama, carcajadas en el silencio, llantos de dolor y alegría, dosis de libertad y rebeldía, actos de cobardía e incoherencia.
Ahora que poseemos todos los ingredientes, debemos emplear la dosis exacta de cada uno con el fin de conseguir la receta perfecta. Encontrad la felicidad y nunca os conforméis.
Llenaos de ella y contagiaros unos a otros.
Un año nuevo y una vida nueva por delante.
El ayer, hoy ya no es realidad, solo nos queda el presente. El futuro no existe, es mera imaginación y suposición.
Compartimos momentos con personas y al final esas personas se convierten en instantes, lugares, experiencias y recuerdos.
Personas que brillan con intensidad, otras con gran corazón, un amigo que te escucha, tu fiel compañero de cervezas y personas que forman parte de tu propio ser. Cada uno, está lleno de experiencias y personas que han aparecido a lo largo de su viaje. Por ello, siempre debemos dar una oportunidad para subirnos en un nuevo tren y no cerrar las puertas de nuestro mundo interior.
Ojalá fuésemos capaces de controlar el tiempo y comenzásemos a apreciar los buenos momentos. Ningún día es el mismo, no existen dos noches iguales, dos besos que se repitan o dos carcajadas parecidas.
Los minutos, los días, las horas, los aciertos, los fallos, lo nuevo y lo antiguo continúa acumulándose.
Llega un año nuevo y yo me siento indiferente, ni siquiera me he impuesto propósitos de fácil solución ante los problemas.
Poneos vuestras mejores galas y disfrutad del último momento del año ya que será único, irremplazable y por supuesto, irrepetible.
Ojalá el mundo fuese plano como lo era en el pasado para poder llegar hasta donde quisiera sin necesidad de mapas, sin distancias que nos pudiesen separar.
Por ello. es el momento de no rendirse, intentar de nuevo, no repetir errores y disfrutar de cada momento como si del último se tratase. Que no se interpongan sombras frente a las luces del comienzo de algo nuevo, un año que llega.
Existe fuego en la llama, carcajadas en el silencio, llantos de dolor y alegría, dosis de libertad y rebeldía, actos de cobardía e incoherencia.
Ahora que poseemos todos los ingredientes, debemos emplear la dosis exacta de cada uno con el fin de conseguir la receta perfecta. Encontrad la felicidad y nunca os conforméis.
Llenaos de ella y contagiaros unos a otros.
Un año nuevo y una vida nueva por delante.
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