Humo.

Un cigarro que inunda mis pulmones, que me aviva por dentro, enciende el fuego. El cigarro con el café matutino acompañado de rayos de sol, rayos que penetran en lo profundo de mi ser. El cigarro con esa persona a la que no veías hace años y qué alegría reencontrarse. Ese cigarro con tus amigos en un bosque perdido que hace que las horas pasan y el reloj no se detenga. Ese cigarro que sabe a personas, personas que son capaces de llenarte desde el primer calo hasta el ultimo. Y como calan, inhalas, expiras y acabas por encontrarte con algo inesperado. El humo desaparece como lo hacen tus pupilas en medio de ese mar de sonrisas. Miro, recapacito, respiro y me encuentro contigo sin quererlo ni desearlo. El tren se escapa como tú lo haces de mis brazos. No puedo detenerme, el espacio es tan grande que me abruma. Nadar a contracorriente parece ilogico, pero a mí me resulta inspirador. Cuanto más te alejas más ganas tengo de buscarte. Las puerta se cierra,...